jueves, 10 de mayo de 2018

Rafaela Padilla, esposa de Ignacio Zaragoza

Rafaela nació en la Villa de San Nicolás Hidalgo en el estado de Nuevo León un 30 de octubre de 1836. Era siete años menor que su futuro esposo Ignacio. Fue hermana de Marcelino Padilla, compañero de armas y amigo del joven Zaragoza, quien los presentó apoyando la unión. La pareja se enamoró de inmediato e hicieron arreglos para su boda.


Lamentablemente el esposo no pudo estar presente el 21 de enero de 1857, el día de la boda, debido a que Benito Juárez lo despachó como responsable de las fuerzas militares de San Luis Potosí con el fin de controlar un levantamiento conservador, por lo que su hermano Miguel Zaragoza acompañó al altar a Rafaela. El presbítero tuvo que preguntarle dos veces a la decepcionada, pero enamorada esposa si aceptaba a Miguel en sagrado matrimonio, a lo cual ella se negó hasta que el religioso rectificó preguntando por Ignacio. Finalmente aceptó. En aquellos años era difícil ser la esposa de un patriota.

Evidentemente Ignacio era un hombre ocupado, que pasaba su tiempo marchando y contramarchando a la cabeza de sus hombres defendiendo la causa liberal y combatiendo al partido conservador encabezado por Miguel Miramón, quien fue derrotado finalmente en la batalla de Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860.
El matrimonio de los Zaragoza tuvo tres hijos, Ignacio, Ignacio Estanislao y la menor, Rafaela, de los cuales los dos primeros murieron a temprana edad. Rafaela vivió hasta 1927, siendo la más longeva de la desdichada familia. Pocos meses antes de que Zaragoza se cubriera de gloria durante los eventos del 5 mayo su esposa enfermó al parecer de pulmonía.
Los doctores que la revisaron definieron su afección como "un mal incurable". El devoto esposo paso algunos días en su casa al cuidado de ella, hasta que faltando tres días para la Nochebuena tuvo que volver a trasladarse a San Luis Potosí con el fin de organizar lo que en un futuro sería parte del ejército que defendería México de la intervención francesa. Rafaela nunca más volvería a ver a Ignacio, ya que moriría un 13 de enero de 1861.
Pocos meses después, su esposo lograría derrotar a las fuerzas francesas de Napoleón III, héroes de Solferino y Sebastopol, "los primeros soldados del mundo", al pie de los fuertes de Puebla. El joven, al que se le impidió ingresar al ejército mexicano durante la intervención norteamericana debido a su corta edad, había derrotado a los invasores franceses evitando la ocupación del país por un año más.
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